Las extrañas fuentes de alimentación de Elías demandaban una gran fe en Dios, En primer lugar, fue alimentado por cuerpos. Luego, cuando se acabó su provisión de agua, Dios lo manda a un lugar muy improbable: El hogar de una viuda hambrienta y empobrecida. Esta viuda no era ni siquiera israelita, y vivía en el territorio deJezabel, un lugar peligroso para un profeta que ella buscaba para matarlo. Sin embargo la viuda de Sarepta demostró su gran fe en Dios, en el Dios del profeta, de tal manera que usó sus últimos recursos para hacer lo que Dios quería a través del profeta Elías, le dijo: 13 Elías le dijo: No tengas temor; vé, haz como has dicho; pero hazme a mí primero de ello una pequeña torta cocida debajo de la ceniza, y tráemela; y después harás para ti y para tu hijo. 14 Porque Jehová Dios de Israel ha dicho así: La harina de la tinaja no escaseará, ni el aceite de la vasija disminuirá, hasta el día en que Jehová haga llover sobre la faz de la tierra. Ella lo hizo a pesar de que iba a cocinar lo último que tenía para dejarse morir. El resultado demostró que su fe había estado bien fundada. Experiencia como está en sintonía y con el mensaje del domingo pasado, aprendemos que las pequeñas cosas que tenemos, puestas en las manos de Dios se multiplican.
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